¿Qué es un esguince y por qué puede dejar secuelas funcionales?
El esguince de tobillo ocurre cuando los ligamentos que estabilizan la articulación se distienden o se rompen parcialmente, generalmente a causa de una torcedura o mal apoyo. Aunque en muchos casos mejora con reposo y tratamiento médico, si no se recupera correctamente, puede dejar inestabilidad, debilidad o miedo al movimiento. Allí es donde la intervención funcional se vuelve esencial para garantizar una vuelta segura a la actividad física o laboral.
¿Cuál es el rol del kinesiólogo?
El kinesiólogo interviene desde el enfoque funcional del movimiento, sin emitir diagnósticos médicos, pero aportando herramientas clave para la recuperación progresiva, la reeducación del esquema corporal y la prevención de nuevas lesiones.
Después de la fase aguda, cuando el dolor disminuye y el médico autoriza el trabajo funcional, el kinesiólogo puede evaluar la movilidad del tobillo, el equilibrio, la fuerza y los patrones compensatorios. Su tarea es acompañar al paciente en la readaptación progresiva de su marcha, su coordinación y su seguridad al desplazarse. Esto reduce el riesgo de nuevos esguinces y mejora la confianza en el movimiento.
En qué contextos puede intervenir
- Después de la fase aguda de un esguince de tobillo
- En personas con inestabilidad recurrente o inseguridad al caminar
- Para recuperar la fuerza, el equilibrio y la movilidad articular
- En deportistas que retoman su entrenamiento tras una torcedura
- En prevención de recaídas por mala recuperación funcional
En todos estos casos, el kinesiólogo actúa dentro del marco legal vigente, promoviendo el autocuidado corporal y la conciencia del movimiento como parte de una vida saludable y productiva.
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