¿Por qué moverse es tan importante en la adultez mayor?
A medida que envejecemos, el cuerpo experimenta cambios naturales: pérdida de masa muscular, disminución del equilibrio, rigidez articular o menor capacidad de reacción. Estos cambios, si no se contrarrestan con movimiento, pueden llevar a una pérdida de autonomía. Mantenerse activo ayuda a conservar funciones básicas como caminar, vestirse, subir escaleras o simplemente salir al encuentro con otros, lo que impacta directamente en el bienestar físico y emocional.
¿Cuál es el rol del kinesiólogo?
El kinesiólogo interviene desde el enfoque funcional del movimiento, sin emitir diagnósticos médicos, pero aportando herramientas clave para la preservación de la funcionalidad, la prevención de caídas y la educación del cuerpo en movimiento.
Mediante su intervención, puede evaluar las capacidades funcionales de cada persona mayor y diseñar rutinas adaptadas a su realidad, ya sea en el domicilio, en centros de día o en espacios comunitarios. Estas rutinas no solo trabajan la fuerza o el equilibrio, sino también la confianza corporal, la movilidad y la conexión con la vida diaria.
En qué contextos puede intervenir
- Adultos mayores que desean sostener su independencia y prevenir caídas
- Personas con movilidad limitada que quieren recuperar seguridad al moverse
- Programas de promoción del envejecimiento activo
- Procesos de readaptación funcional tras períodos de inactividad
- Contextos donde se busca integrar el movimiento como hábito de vida
En todos estos casos, el kinesiólogo actúa dentro del marco legal vigente, brindando herramientas funcionales para que cada persona mayor pueda moverse, cuidarse y vivir con mayor plenitud.
¿Necesitás ayuda o una rutina personalizada?
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